Los centros públicos de enseñanza están viviendo un paulatino proceso de transformación ligado a la escolarización de la población inmigrante. Los datos hablan por sí solos y evidencian la desigualdad en la proporción de alumnos extranjeros matriculados en centros públicos y en centros concertados, también subvencionados con fondos públicos.
Efectivamente, en los últimos años las familias españolas han mostrado su preferencia por matricular a sus hijos e hijas en los centros concertados. Pero el cambio no se ha detenido ahí. También algunas familias inmigrantes, siguiendo el modelo de las autóctonas, están yendo a buscar en la concertada algo que parecer ser que la enseñanza pública tampoco les proporciona.
Sin que tengamos aún datos de este segundo fenómeno, el proceso continúa imparable. Yo, que soy docente en un instituto público, miro a mi alrededor y observo cómo cada vez hay más chicos en el aula o, lo que es lo mismo, menos chicas, y me pregunto si ellas también se están yendo a la concertada y parece ser que sí.
No puedo, por tanto, afirmar que sea una tendencia general, pero si lo fuera, añadiría un nuevo desequilibrio a esta enseñanza pública que se duele por tantos lados: cada vez somos más las mujeres que nos dedicamos a la enseñanza... ¿en centros de varones?
Un campo de estudio muy interesante sobre cuestiones de género, relaciones de poder, etc., que lanzo por si a alguien le interesa hincarle el diente.
